Listado de películas por orden alfabético

En este link podréis encontrar las películas por orden, y más adelante por géneros y temas. Si seguís teniendo problemas para enviar los comentarios, podréis hacerlo enviando un correo a esta dirección: pirumod666@hotmail.com, indicando en el asunto del mensaje la palabra BLOG y la película que queréis postear. Actualmente hay 114 películas comentadas. En este link encontraréis el meme Escenas para recordar Tal vez os interesen mis colaboraciones en Ponte Cine Aquéllos comentarios que ostenten un contenido manifiestamente ofensivo, injurioso o discriminatorio, así como contrarios a lo previsto en la legislación aplicable, serán eliminados lo antes posible.

sábado, 28 de mayo de 2011

Tambores lejanos (Distant Drums)





" Nadie puede sobrevivir en ese pantano "



Me complace regresar al Western, género muy abandonado en el blog, con este pequeño especial "Guerras indias", empezando por Tambores Lejanos, película dirigida por el genial Raoul Walsh y protagonizada por Gary Cooper (en el cartel parece el hermano gemelo de James Stewart) y la bellísima y rubísima Mari Aldon.

La historia se narra en off por la voz de Richard Webb, que interpreta al oficial de marina Richard Tuts, destinado en Florida para formar parte de una operación ideada por el capitán Quincy Wiatt contra los indios Semínolas de la península de Florida, momento en que se encuentran especialmente revolucionados gracias a los rifles que consiguen de contrabando por medio de unos renegados mexicanos. Nos encontramos en el año 1840, una fuerza de 40 hombres deberán internarse en los pantanos de Florida y sortear indios, mosquitos, caimanes y aguas pantanosas para asaltar el fuerte de los renegados, antigua construcción española bajo aquella ocupación, y dinamitar cañones y rifles que allí se almacenen.

En verdad, más que un western podría ser una cinta bélica, al igual que ocurre con Los indestructibles, Mayor Dundee o Misión de Audaces, porque la cámara, las escenas y los decorados son más propios de una película ambientada en las selvas vietnamitas o japonesas. Sin más, recuerdo ahora mismo una escena en que nuestros protagonistas se esconden entre la maleza dejando pasar una patrulla de indios, mientras me imaginaba a unos intrépidos marines americanos eludiendo una patrulla japonesa. Estos pequeños detalles están presentes en toda la película. Hay un gran acierto en dotar de un toque especial a los indios Semínolas, no son como los típicos indios de plumas que vemos en las cintas ambientadas en las Black Hills o en Nuevo Mexico, etc, sino que tienen particularidades en sus ropajes y joyas, mucho más exóticos vaya. Aunque este acierto se pierde estrepitosamente a la hora de ver como forman militarmente frente a los yankees en los combates, sinceramente no me imagino ese tipo de estrategia militar en un pueblo nativo. Más bien utilizaban escaramuzas, trampas, emboscadas, pero nunca atacaban frontalmente y en línea recta o bajo trincheras, todo lo contrario, a no ser que fuesen una fuerza superior y a caballo.

Pero es cierto que estamos ante un film de Walsh, lo que es sinónimo de espectáculo, de aventuras y de calidad, aunque la calidad que puede derivar de los western en los años 40, 50 y 60, más preocupados por el mensaje propagandístico y patriotero que en cuidar la ambientación histórica de sus historias. En cualquier caso son el origen del género, y no conviene menospreciarlos por sus defectos.

La verdad es que recuerdo en estos momentos aquél comentario de Tony Soprano preguntándose dónde se encuentran aquellos héroes americanos como John Wayne o Gary Cooper, que hacían lo que tenían que hacer sin pestañear ni lloriqueos, y es cierto que estamos en esa época. La época de los Bogart, Stewart (aunque este es de otro ala) Heston, etc. Son actores que interpretan a un personaje recurrente, para nada un héroe, más bien antihéroe que realiza heroicidades por nada, por no temer a la muerte y no tener nada que perder. Personajes solitarios que aparecen a lo lejos con ese aura épica a sus espaldas, al estilo de Solo ante el peligro.

El argumento es bastante original, así como la complicación de la trama, y el rodaje en los pantanos muy entretenido: esto es de valorar en unas películas muy tópicas y recurrentes, en las que siempre se veían las mismas escenas y luchas entre indios y cowboys. Como curiosidad, os diré que en éste título es donde se utilizó por primera vez uno de los recursos técnicos más utilizados a lo largo de la historia, desde La carga de los jinetes indios, Tierra de Faraones, Star Wars, Reservoir dogs o Malditos Bastardos: el grito de Wilhelm, ese famoso alarido de los soldados secundarios al morir, que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra cinéfila existencia. Ocurre en el momento en que uno de los soldados más rezagados es atacado por un caimán (que no cocodrilo, ya que estos últimos tienen el morro distinto).

En resumen, una buena película de indios de las de antes con un punto bastante más original que otras del mismo tipo.

martes, 24 de mayo de 2011

El hombre que nunca estuvo allí (The man who wasn´t there)




" Era un fantasma. No veía a nadie, nadie me veía a mi. Era el peluquero "



Dejamos atrás temas más insustanciales para volver a los menesteres propios de este blogger, que no son otros que el cine, si es posible buen cine. En esta ocasión tendremos oportunidad de acercarnos a los hermanos Joel e Ethan Coen, que tan de actualidad están tras su reciente remake Valor de Ley. Pero no hay que olvidar que, a parte de sus oscarizadas y famosísimas películas como Fargo, Sangre fácil o No es país para viejos, también son los culpables de otras pequeñas obras maestras, de segunda fila en lo que a su publicidad se refiere, como El gran salto, Ladykillers, Arizona Baby o Quemar después de leer. Sin duda El hombre que nunca estuvo allí responde a esa segunda hornada de películas.
Bien es verdad que esas películas también responden a un patrón común, aunque en un principio sean totalmente distintas entre sí: todas ellas fueron apuestas de estos genios que no salieron como ellos debían esperar. Todas sus películas son arriesgadas apuestas, tanto por sus historias como personajes, lo que les convierte en unos guionistas y directores realmente valientes, pero no siempre apuestan a caballo ganador. A pesar de todo, merecen dedicarles unos minutos.

En este caso, nos encontraremos con Billy Bob Thornton y Frances McDormand como protagonistas, interpretando a un típico matrimonio de los Estados Unidos. El reparto lo completarán James Gandolfini, John Polito y Scarlett Johansson, varios de ellos son habituales de las historias de los Coen, como sabréis. Nos situamos en el verano de 1949 en un pueblo del norte de California para conocer a Ed Crane, un introvertido barbero que pasa los días entre su Barbería y las continuas infidelidades de su mujer. Un buen día se le plantea la oportunidad de introducirse en un extravagante negocio, para lo cual decidirá montar un chantaje con el que sacar el dinero que necesita. Posteriormente se desarrolla el giro de guión de la película que desemboca en un asesinato, desatándose consecuencias imprevisibles para sus personajes.

La película es un clarísimo homenaje a aquéllas cintas de cine negro clásico de los años 40 y 50, más orientada hacia las historias de Patricia Highsmith, Ed McBain o James M. Cain, que a las novelas de Raymond Chandler o Dashielle Hammet donde los protagonistas son personajes normales y corrientes que se ven envueltos en situaciones surrealistas dentro de su cotidianiedad, avocados al crimen y a una bola de nieve que cada vez se va haciendo más grande y difícil de parar. Esto es fácilmente perceptible en los primeros 10 minutos de cinta gracias a esa filmación en blanco y negro (que personalmente me encanta), la voz en off del protagonista constantemente relatando sus pensamientos y la sucesión de acontecimientos, así como la caracterización de un Billy Bob Thornton que emula al genial Bogart. Posiblemente toda la película sea éste personaje hierático que ve cómo todo aquél que se encuentra a su alrededor le traiciona, a excepción de una dulce niña (Johansson).

Este tipo de historia no es ajena a los Coen por dos motivos: el primero y esencial es su forma particular de describir los EEUU, y el segundo motivo sería su amor por el cine negro (como ya demostraron con la adaptación de la novela de Hammet
La llave de cristal, bajo el nombre de Muerte entre las flores). En el primer caso nos encontramos con una norteamérica de post-guerra que todavía vive del boom económico y del urbanismo salvaje. Pero no serían los Coen si no presentaran estas imágenes de manera deformada y surrealista, al más puro estilo esperpento Valleninclaniano, con esos extraterrestres que acechan entre las sombras, los prejuicios homosexuales, la sexualidad latente tras una inocente mirada quinceañera o esas revistas pulp de a 25 centavos la palabra. También es característica interesante la forma que tienen de representar la justicia, así como los dos abogados en polos opuestos: uno de ellos entiende que el juicio es un espectáculo al que hay que exprimir para lograr el éxito (no necesariamente equivalente a la justicia) y el otro que supone una condena más que segura por seguir "el libro al pie de la letra".

Lo mejor de la película es, sin duda, toda la parte técnica y visual que alcanza cotas muy cercanas a la perfección: desde la fotografía en blanco y negro hasta los recursos comle fundido a negro o los ángulos de cámara que recuerdan a la Nouvelle Vague de Goddard en
Al final de la escapada. Pero, como un buen bloguero decía por ahí, el cine no es sólo técnica, incluso en su mayor parte es sentimiento. Y me temo que ahí es donde falla estrepitosamente: el ritmo es absolutamente lento y la historia un tanto insustancial, a pesar de que recuperemos interés en los dos giros de guión que tiene. Sin duda es un capricho de los directores para sí mismos. A pesar de que tiene numerosas virtudes, la verdad es que todas quedan eclipsadas por un ritmo que se antoja soporífero por momentos.

La recomendaría a los amantes de los hermanos Coen y a los que disfruten con los homenajes contemporáneos al cine negro clásico.




Adiós maestro, la ribera del Manzanares siempre será tu casa





" ¿Quién dijo que me fui?...Si siempre estoy volviendo "



Pues llegó el momento que todos sabíamos cercano desde hace un par de años, y que no quisimos afrontar, pero, como se hace con los momentos tristes, hay que mirar al toro a los ojos y cogerlo por los cuernos.

Los que seguís el blogger de forma habitual os podréis imaginar que hoy es un día triste para mí y para toda la parroquia colchonera, pues nuestro estandarte, el mejor jugador que ha pasado por este equipo desde hace muchos años, ha decidido dejarnos tras 5 temporadas.

Su marcha es irreparable, como inevitable también, ya que no se pudo, o no se quiso, construir un equipo a su altura, imagen y semejanza, de primer nivel. Y este chaval está para jugar con los mejores, y el Atlético de Madrid no es ni de lejos, de los mejores.

En este instante siento una profunda tristeza, pues siento a este jugador mucho más cercano a mi que ningún otro por motivos personales que no viene a cuento relatar: tan solo decir que no es su culpa, que le estaremos eternamente agradecidos (a él sí) y que forma parte de nuestra Historia para siempre, y eso nadie nos lo podrá arrebatar.

Un saludo Kun, y que te vaya bonito!

sábado, 14 de mayo de 2011

Carlos Boyero y la novela negra

Me váis a disculpar que haga un pequeño alto en el camino, pero creo que ésta es la más sabia reflexión sobre la novela negra. Mucha atención a los nombres propios que se enumeran en el último párrafo para los que seáis amantes, como yo, de este género.

" Miro de reojo y a veces con descaro a la cada vez más escasa gente que lee libros (de papel, aclaro, los de verdad, no esa cosa impresa en una pantalla) en parques, aviones y trenes, intentando averiguar los títulos y los autores que logran su embeleso. Inevitablemente, también te formas una imagen probablemente inexacta, negociable o prejuiciosa de su personalidad en función de lo que devoran sus ojos. De vez en cuando, te topas con el milagro de observar en manos de esos extraños la literatura, el ensayo y la poesía que identificas con las sensaciones más fascinantes y profundas que te ha regalado la vida. Por supuesto, esos libros no responden a una moda (aunque existan modas muy gratas de seguir) ni van a alterar su intemporal existencia no haber figurado nunca en la lista de best sellers, aunque sería justo y necesario que el arte de los grandes escritores no solo les proporcionara gloria sino también millones.
Desde hace demasiado tiempo constato que la mayoría de esa gente porta tres libros que deben pesar un kilo cada uno y llevan idéntica firma. Ningún acertijo. La identidad del autor es obvia. Se llamaba Stieg Larsson. No le dio tiempo a disfrutar de su éxito. A mí también me resulta un escritor muy adictivo, especialmente en Los hombres que no amaban a las mujeres, reconozco como seductora invención la de esa bisexual liliputiense, solitaria y punki, en posesión de intransferibles e implacables códigos vitales, capaz de derrotar a los ogros más feroces con un arma tan diminuta como invencible llamada ordenador. Larsson es alguien que sabe narrar, crear tensión, enganchar al lector, aunque esa prosa no sea cegadora, no provoque convulsiones en el alma ni el ansia por releer su obra en breve o en largo tiempo, pero lo que encuentro entre inadmisible y tragicómico es que gran parte de sus innumerables fans confiese que Larsson les parece el maestro supremo de la novela negra, el género que más aman. Nadie puede poner en duda ese amor, pero sí desconfiar ligeramente de su exhaustivo conocimiento del género si consideran que lo más grande que le ha ocurrido al buceo por la oscuridad es el sueco que reinó después de muerto.
Seamos risueñamente serios. ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?, se preguntaba Raymond Carver. ¿De qué hablamos cuando hablamos de novela negra? De muchas y retorcidas cosas, que se pueden contar excelsamente, regular o mal. De las nada transparentes fronteras morales y metodologías entre ley y delincuencia, de turbiedad común en los conceptos del bien y del mal, del poder y su genética corrupción, de la certidumbre de que casi nada es lo que parece y la inquietante convivencia entre el blanco y el negro, de un aroma masticable. Que mogollón de escritores manejen esas claves y sientan auténtica vocación por la negrura no garantiza que sus personajes y lo que les ocurre tengan complejidad, ingenio y grandeza. Los lugares y frases comunes, la copia mezquina de los argumentos, la atmósfera y el estilo de los clásicos, los diálogos esforzadamente sarcásticos acostumbran a ser más irritantes de lo normal para los paladares educados ancestralmente en la mejor negrura cuando estos detectan impostura, plagio sin alma, clones grotescos.
Todo lo que no era un tal Dashiell Hammett, al que solo se le puede acusar de haber dejado prematuramente de escribir, que su obra sea tan corta. Entre sus muchos personajes memorables con infinita capacidad para liar a los peores y que se maten entre ellos, desde aquel tipo sin nombre que trabajaba como agente de La Continental y que desató una cosecha roja, al retorcido gánster con sentido de la amistad Ned Beaumont enredado en llaves de cristal, al detective con barbilla en forma de V y pinta de Satanás rubio llamado Sam Spade. Permanecerá en el consciente y subconsciente de cualquier enamorado del género por su búsqueda del halcón maltés (bendito sea usted por siempre, señor Bogart), pero Hammett le hizo debutar antes de esa novela y película legendaria, en los relatos Demasiados han vivido, Solo pueden colgarte una vez y Un tal Samuel Spade, reeditados ahora en España en un libro que merece ser guardado con mimo, Todos los casos de Sam Spade. Sospecho que ese individuo se parecía mucho a su creador, que los principios de ambos eran tan atípicos como irrenunciables, también que ambos acumulaban justificado veneno en la lengua e irremediable amargura. Se sabe de Hammett que nunca abandonó la copa ni su dignidad y que la tuberculosis nunca le abandonó, que fue más chulo que un ocho con los que había que serlo, con los repugnantes y todopoderosos cazadores de brujas. En el cine lo encarnó epidérmicamente Frederic Forrest bajo la dirección de un Wim Wenders afiliado al quiero y no puedo. También el maravilloso Jason Robards en Julia. Quiero pensar que Hammett se hubiera reconocido más en el segundo. En cualquier caso, la imagen del fibroso Hammett es puro cine. No la de Raymond Chandler, aquel ejecutivo de las petroleras que fumaba en pipa y que a los cuarenta y tantos tacos decidió que solo le interesaba escribir, beber y una esposa veinte años mayor que él. Era admirable en la primera de esas funciones, en una prosa tan inteligente como lírica. Hammett no era poético. Su escritura es dura, mordaz, escueta, ajena a la compasión y la autocompasión, llena de clima. Ambos construyen diálogos memorables, crean universos genuinos, chorrean estilo, manejan virtuosamente la ironía, permanecen como lo más grande que ha dado el género negro.
Marlowe y Spade han tenido, tienen y tendrán herederos tontos, dignos e incluso ilustres. A mí me caen muy bien el racional Lew Archer, el feligrés de Alcohólicos Anónimos Matt Scudder, el sufrido y tenaz Harry Bosch, las incurables cicatrices de esa atractiva pareja formada por Kenzie, el hijo del bombero sádico, y Gennaro, la nieta del mafioso, esa mujer tan dura que insólitamente permite a su marido que la apalee, y Charlie Parker, empeñado en enfrentarse a todos los invulnerables demonios de la tierra. También estoy convencido de que los alucinados y alucinantes James Ellroy y John Connolly (sí, ese al que alguna opinión prestigiosa ha calificado desdeñosamente su obra como "literatura de aeropuerto") escribirían extraordinariamente bien aunque se dedicaran al género rosa. Millennium tal vez sea el último negocio fastuoso del libro de papel. Pero eso no justifica coronar a Larsson como el Shakespeare de la novela negra."

jueves, 5 de mayo de 2011

Escenas para recordar

La Guionista reflexiva, autora del blog Reflexiones de una Guionista, ha tenido a bien nominarme para realizar un pequeño juego sobre cuáles considero que son las mejores escenas del cine en diferentes apartados: la más graciosa, triste, alegre, agridulce, rara, perturbadora, suspense, aterradora, romántica, el mejor diálogo, mejor escena sin diálogo, mejor escena de pelea, mejor escena musical, mejor baile, mejor discurso, mejor comienzo, mejor muerte, mejor clímax, mejor final, la escena que jamás debió ser filmada y la mejor escena de la Historia del Cine.

De acuerdo con las instrucciones de la Guionista, debo enviar una invitación a otros 5 bloggers para que realicen sus propias listas, si les apetece, siempre sin compromiso: se la enviaré a Cutlas (de Amigos del cine), a Wittman (de Visión alternativa del cine bélico), Von Kleist también queda nominado (de La Segunda Guerra Mundial en el cine), nomino a Hada (de We are part of the solution) y por último nomino a anna van anna (de Little van anna underground).

Es curioso que, mientras hacía la selección, me he dado cuenta de que es un perfecto ejemplo de lo que me gusta ver en el cine, con lo que disfruto como un niño. Me ha salido involuntariamente la verdad.

Como digo no hace falta que se meta a esta tarea quien no tenga muchas ganas de hacerlo. Quizás lo primero que tenga que advertir es que he elegido éstas 21 escenas como perfectamente podría haber elegido otras 21 al día siguiente. En cualquier caso, mi selección ha sido la siguiente:



ESCENA MÁS GRACIOSA

En este caso me pasa un poco lo mismo que me ocurrirá con la escena más alegre, porque El secreto de sus ojos no es para nada una película graciosa, es triste, sobre la pérdida y el amor, y cómo la memoria juega un papel crucial en nuestras vidas. Recuerdo ese "estado de amor permanente" del que hablaba Ricardo Darín para describir lo que había visto en la estación de trenes. Pero es que Campanella tiene la gran virtud de contar cualquier cosa dotándolo de un punto de vista cómico, como lo es ésta imágen en que el jefe de los protagonistas los pilla haciendo lo que no deben, sintiéndose como un "reverendo boludo".




ESCENA MÁS ALEGRE


La verdad es que no se me ocurría bien qué escena elegir, y La Vida es bella bien podría entrar en la categoría de "agridulce", pero dado que hablamos de escenas y no de películas en concreto me quedaría gustosamente con aquél magnífico "Buenos días princesa!" que nos regala Roberto Benigni durante toda la película. Es una película triste, pero no deja de animarnos a vivir y seguir luchando aún en los peores momentos y frente a las más grandes adversidades, porque "la vida es bella" a pesar de todo.




ESCENA MÁS TRISTE


Iba a escoger cualquier escena de las películas Man on the Moon o Patch Addams, pues creo que son terriblemente lacrimógenas, cuando de repente recordé aquél Kevin Spacey de American Beauty pidiéndonos que, por favor, no estuviésemos triste por él, que en ese momento por fin había entendido qué es lo que iba mal con su vida, y había logrado estar en paz. Mientras hablaba se veía cómo una bolsa de plástico, de lo más normal, se negaba a posarse en el suelo mientras es atizada por el viento sin piedad, y son unas imágenes que, desde la primera vez que pude atender esta preciosa historia, no han dejado de transmitirme una profunda tristeza.




ESCENA MÁS AGRIDULCE


Otro pequeño guiño a Campanella en su El hijo de la novia, toda ella una película agridulce, como agridulces son todas las historias de las que se ha encargado el director. Lo cierto es que tiene sentido porque, ¿qué es la vida sino una sucesión de momentos tristes y alegres?. Si tuviese que elegir una escena, aunque no faltan precisamente, sería el momento de la boda en el que la madre pregunta a Eduardo Blanco si quiere un polvorón (curiosamente un amigo coincide en que este momento es el digno de recordar, también).





ESCENA MÁS RARA

Reconozco que Los Soprano es una serie de televisión, no una película, y que se me ve mucho el plumero en este pequeño homenaje que le quiero hacer. Pero es que a lo largo de sus 6 temporadas podríamos encontrar sin duda escenas para cada una de las categorías de este especial. En este caso, yo prefiero quedarme con aquéllos cariñosos patitos que Tony Soprano siente el deber de proteger en su piscina.





ESCENA MÁS PERTURBADORA

Si hay un director perturbador de verdad, o perturbado según se mire, ese es Michael Haneke, sobre todo en La cinta blanca. Aunque reconozco que en esta categoría lo primero que me vino a la cabeza fue la imagen de los niños y el escorpión de Grupo Salvaje. Pero será por fotogramas perturbadores en el mundo del cine, y éste en concreto es la clave para desvelar lo qué está ocurriendo en ese pueblo germano, encuadrado en el discurso que el reverendo suelta a su hijo y la mirada de éste durante toda la secuencia. Creo que es de las escenas que más me han impactado.





MEJOR ESCENA DE SUSPENSE

Al hablar del suspense, casi en cualquier ámbito pero sobre todo en el cine, no podemos más que aludir a la figura de uno de los indiscutiblemente más grandes directores de todos los tiempos, pasados, presentes y futuros: Alfred Hitchcock. Y, por supuesto, a su obra más famosa, Psicosis. En concreto pretendía subir la imagen de la casa en la oscuridad y la silueta de una vigilante mujer en la ventana, pero no la he encontrado, aunque estoy seguro de que todos sabéis a qué momento me refiero.





ESCENA MÁS ATERRADORA

La matanza de Texas supuso varias cosas para el momento en el que se estrenó, pero posiblemente la más importante de todas ellas fue afirmar que se podía hacer cine de terror de calidad, con una historia interesante, escenas desquiciantes y su justa parte gore. No todo iba a ser casquería sin ningún sentido. Y esta peli lo demostró. Todavía me entran escalofríos cuando recuerdo a Leatherface persiguiendo en la oscuridad del bosque al pobre desdichado en silla de ruedas y el ruido de la motosierra de fondo.
La escena que pretendía subir era aquélla en la que la chica intenta huir de la casa, llegando a salir por la puerta principal, momento en que dos enormes brazos la rodean de la cintura y se la llevan para adentro, es genial.
Recordar que la peli se basa en hechos reales, en el asesino norteamericano Ed Gein.





ESCENA MÁS ROMÁNTICA

Cuando le dije a un par de allegados que iba a elegir L.A. Confidential para enmarcar la escena más romántica, éstos no pudieron más que elevar una ceja valorando si estaba quedándome con ellos. Nada más lejos de la realidad. La historia entre Russell Crowe y Kim Basinger (maravillosa Kim) es de las más conmovedoras y viscerales que he visto nunca, tiene absolutamente de todo. Pero para no hacer más larga esta entrada de lo que ya es, me voy a limitar a recordar un diálogo entre ambos que lo dice todo:

- Es la primera persona que no me dice que me parezco a Verónica Lake.

- Usted es más guapa que Veronica Lake.

Sencillamente brutal.





MEJOR DIÁLOGO

Yo también opino que los mejores diálogos en el cine son los de las cintas de género negro, los más inteligentes, casi siempre un duelo de astucia con el espectador. Y, en este sentido, El sueño eterno es una cátedra sobre el cine negro bien hecho, con dos actorazos que se lanzan dardos el uno al otro en milésimas de segundo, casi sin dar tiempo al espectador de entender el hilo de la conversación.





MEJOR ESCENA SIN DIÁLOGO

No ha sido nada fácil elegir entre las diversas opciones, posiblemente hubiese sido mejor elección aquél final crepuscular de Amores Perros. Pero he elegido Two Lovers porque toda la película son momentos de este tipo, silencios y miradas que nos hablan más de los personajes que los momentos de diálogo. En concreto, creo que elijo la secuencia en la que el protagonista se va de casa para acabar en la playa, donde un misterioso guante llega a sus pies, con lo que supone esto para la historia.





MEJOR ESCENA DE PELEA

Esta categoría tampoco me ha resultado nada fácil. Por un lado, mi primera opción fue recurrir a Promesas del Este con la magnífica pelea entre los dos asesinos rusos y Viggo Mortensen en la sauna, porque creo que es sorprendentemente realista. Son tres animales que luchan por sobrevivir, conscientes de que sólo lo hará uno. Pero he recordado que esa misma argumentación la podía aplicar a una peli del gran maestro Alfred, en concreto a La cortina rasgada, en la que un hombre normal, un profesor, debe pelearse con un agente de la KGB. Si tenéis oportunidad de revisarla veréis que la coreografía y los movimientos son totalmente acertados, porque es lo que haría una persona que no sabe pegarse y lucha por vivir a toda costa.





MEJOR ESCENA MUSICAL

En este caso no voy a elegir una escena en especial, porque toda la película Hair perfectamente podría ganar el premio al mejor musical. Las escenas de conjunto con cientos de extras, y esa crítica pacifista a Vietnam hablan por sí solos. Por cierto que sólo por ver a John Savage melena al viento merece la pena.





MEJOR ESCENA DE BAILE

A mí tampoco me gustan especialmente los musicales, he visto poquísimos, pero hay uno que me parece una de las mejores películas que nunca se hayan hecho, en todos los sentidos posibles. Cantando bajo la lluvia cuenta posiblemente con muchas de las mejores canciones y escenas de baile que jamás se hayan rodado. Es un auténtico espectáculo a lo Hollywood, que por otro lado es lo que también intenta parodiar y, dado que la Guionista se quedó con el singing in the rain, yo no puedo más que acercarme al muy especial para mí "Haz reir" del también genio Donald O´connor.





MEJOR DISCURSO

Creo que es de las categorías en las que menos he tenido que comerme la cabeza para elegir una escena, aunque tampoco es para tirar cohetes dado que Novecento es de mis películas preferidas de siempre. El discurso es sin duda aquél final en el que Depardieu (qué actor!) se desgasta la lengua para salvar al señorito dueño de las tierras de las hordas de campesinos que han visto finalizada la II GM, diciendo aquello de "¿¡ pero no os dáis cuenta?!, ¡el patrón ya ha muerto!". El discurso me parece brutal, como brutal es toda la película.





MEJOR COMIENZO

No soy para nada un amante de Amelie, mucho menos de Audrey Tautou, no me parece la mejor película de la Historia ni creo que sea lo más original que he visto en mi vida, aunque tampoco soy de sus detractores más acérrimos. Pero sí creo que su comienzo es de los más bonitos, sencillos y entrañables que he visto nunca, con aquellas descripciones precisas sobre lo que les gusta y detestan sus padres y ella misma, es como un cuento de fantasía.





MEJOR MUERTE

Esta categoría para un amante del cine bélico, del western y del negro es como si le preguntan a quien quiere más ¿a papá o a mamá?. Pero he de decantarme por El Padrino Parte 1, en concreto por la muerte de James Caan, porque recuerdo que quedé tremendamente impactado por lo que se podía hacer con una cámara y un montón de salsa de tomate. La vi cuando era pequeño, ni si quiera sabía lo que suponía El Padrino para el cine, ni lo que me esperaba, cuando apareció una de las primeras muertes violentas. En ese momento supe que me gustaba el cine, que disfrutaba especialmente con ello, y más con el género negro.





MEJOR CLÍMAX

Ésta es otra categoría envenedada. He elegido la muerte del Sgt Elías en Platoon porque esta película supuso de las mejores filmaciones (que no películas) sobre la Guerra del Vietnam, en la que su director combatió. Creo que toda la secuencia en la que muere Elías es de los mejores momentos como cineasta de Stone, nos fotografía la muerte segundo a segundo de un personaje al que prácticamente no nos hemos podido acercar demasiado, pero al que lloramos con sinceridad. Es la imagen de que en una guerra los malos no tienen que estar necesariamente en el otro bando.





MEJOR FINAL

En esta categoría podría haber elegido cientos de finales, de géneros diferentes, pero he querido hacerle un guiño especial al negro, que es donde me siento como pez en el agua. Y he elegido el final de Tony Montana en Scarface porque posiblemente es de los finales que más han marcado a una generación, porque Al Pacino está sublime (más que en El Padrino) y porque Tony no podía terminar de otra manera. Y el espectador lo sabe, que es lo mejor de todo, porque el gran éxito del director es sorprendernos con escenas de ese tipo, a pesar de que desde el minuto 5 de película sabemos lo que le ocurrirá.





LA ESCENA QUE JAMÁS DEBIÓ SER FILMADA


Yo, como la Guionista, tampoco creo en la censura para nada. No creo que debamos eliminar o anular la cultura, porque es un camino muy peligroso que puede desembocar en ciertas formas de autoritarismo. Pero también creo que en el arte, y en el cine como arte, no todo vale. Creo que escenas de ultra-violencia, violaciones explícitas, sexo duro, pueden estar dentro de unos límites más o menos difusos, pero desde luego creo que la violación de un recién nacido, en A serbian film, ante las cámaras se pasa totalmente de lo permitido. Y si no lo denunciamos, abre la veda a cosas aún peores.
Bien es verdad que podría haber elegido escenas de La naranja mecánica, Holocausto canibal o incluso de El nacimiento de una nación, pero no creo que ninguna de ellas le llegue a este film en términos de truculencia.





LA MEJOR ESCENA DE LA HISTORIA DEL CINE

Sin duda acepto que hay muchísimas escenas mejores que esta para elegir la mejor del cine, es muy osado, todo caso, atreverse a responder la pregunta. He elegido el Nosferatu de Murnau porque creo que debemos recordar quiénes empezaron con esto e influyeron a generaciones posteriores, desde Truffaut a Hitchcock. Además, creo que es una de las escenas más conocidas y generalizadas, la de aquella sinuosa sombra que va acercándose por la escalera, de las primeras imágenes que vi de pequeñito cuando todavía no podía hacerme una idea de lo que era "eso del cine".













domingo, 1 de mayo de 2011

Crematorio






" Cuando eres poderoso dejas de ser todo lo demás "



Navegando por la red me encontré con numerosas páginas que hablaban sobre el fenómeno Crematorio, unas elevándola a las alturas y otros despreciando su cinismo. Una de ellas creo que refleja a la perfección lo que la gran mayoría de los espectadores de Crematorio hemos pensado al terminar el 7º y último capítulo: ¿y ahora qué?. Porque esa es la sensación que te deja, un vacío similar al que uno siente al acabar series como Los Soprano, The Wire, El Ala Oeste de la Casa Blanca, etc, porque esta también es una de esas películas de 7 horas.

Supone el segundo proyecto de producción propia que ha llevado a cabo Canal + (después de ¿Qué fue de Jorge Sanz?) para demostrar que no son líderes sólamente en retransmisión y realización de partidos de fútbol en España, sino que encabezan sin lugar a dudas las series de mayor calidad en los últimos 20 años. Demuestran que hacer una serie entretenida, interesante, con un mensaje que nos revuelva un poco las tripas y con muchísima calidad no está reñido con el éxito o los presupuestos. Y todo ello encabezado por un reparto de auténtico lujo: la interpretación de Pepe Sancho es sencillamente brutal, demostrando una vez que este tipo de papeles le van como anillo al dedo. No es sorprendente porque sabemos que son sus personajes, pero no deja de ser una interpretación meritoria y estelar.
Pero es que Juana Acosta, Pau Durá (soberbio), Alicia Borrachero, absolutamente TODOS los protagonistas y secundarios de esta historia están de matrícula de honor. Es una alegría poder llevarse a los ojos un trabajo de gran calidad hecho en nuestras fronteras.

La serie adapta libremente la novela homónima de Rafael Chirbes que comienza con la muerte de Matías Bertomeu, uno de aquéllos ideólogos y revolucionarios de la Transición que terminó viviendo su vida en una finca del ficticio pueblo de Misent. Con esta excusa aparecerá a la palestra la figura de su hermano, el promotor, constructor y arquitecto Rubén Bertomeu (Pepe Sancho), quien se ha encargado de construir masivamente por encima de todo y todos, siendo uno de los causantes de esos esperpénticos escenarios de cemento que asolan el levante español. Para llevar a cabo esto, y amasar todo el poder al que aspira, se ha encargado de realizar una complicada red de influencias a su alrededor, envolviendo todos los poderes fácticos de la localidad: desde al concejal de urbanismo y los políticos de turno en Madrid, hasta la mafia rusa.

La serie nos contará cómo ascendió hasta el pedestal en el que se encuentra, utilizando a familiares y a amigos como testaferros para conseguirlo, sin mancharse las manos en ningún momento, y de cómo se acercará inexorablemente su caída.

Y es que hablamos de un ficticio pueblo mediterráneo como Misent, pero podríamos estar hablando de Benidorm (dónde se encuentran los exteriores de la serie) Valencia, Marbella, etc. Estamos hablando de aquellas poblaciones que con la llegada de la Democracia a España proliferaron montones de constructores sin escrúpulos que se aprovecharon de sus relaciones con la política para construir y tejer redes de blanqueo de dinero negro.

En definitiva, es un buen reflejo de lo que ha sido España en los últimos años, de las tramas de relaciones clientelares que han habido en las capitales de provincia y los pueblos del mediterráneo, de las relaciones caciquiles del Franquismo transportadas a la Democracia, lo que transmite una sensación terriblemente desoladora ante el poder que tiene el dinero para poder adaptarse a todos los terrenos en los que se abone.

Destacar también la dificultad en la adaptación de la novela de Chirbes, ya que está estructurada a base de monólogos interiores y flashbacks (lo que se percibe en la serie), de modo que es terriblemente complicado dotar a esta historia de un dinamismo necesario para la televisión. Bravo para los dos guionistas, sin olvidar que el director ya se encargó hace unos años de La noche de los girasoles, magnífica cinta negra estructurada a base de capítulos y flashbacks.

En definitiva, la pregunta que nos hacemos al terminar el 7º episodio "y ahora qué" viene muy a cuento porque... ¿se mantendrá este nivel a partir de ahora? ¿serán capaces de realizar series de este calibre en lo sucesivo? ¿o tendremos que conformarnos con las típicas comedias ligeras o adolescentes? Sea lo que sea, seguro que no tardará en llegar. Mientras tanto no dudéis en disfrutar de esta pequeña joya.

Por último, si os interesa la entrada podéis visitar la interesante crítica de la Guionista Reflexiva.