Listado de películas por orden alfabético

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jueves, 10 de mayo de 2012

La Ley del silencio (On the waterfront)




" Un pájaro que podía cantar, pero no supo volar "



Posiblemente el que fuera uno de los más grandes, y también polémicos, directores de los clásicos de Hollywood, Elia Kazan, supo dirigir una de las mejores películas que nunca se hayan podido filmar sobre la mafia en los EEUU, todo ello contando con la interpretación de uno de los mejores Marlon Brando. Hablamos, claro, de La Ley del silencio, policíaco rodado en 1954, producido también por Kazan, e interpretado por Brando, Eva Marie Saint, Lee Cobb, Karl Malden, Rod Steiger y Leif Erickson, consiguió alzarse con hasta 8 Oscars (entre ellos la mejor película) y ser el filme más galardonado en el Festival de Venecia de 1954.

La que fuera de las primeras películas en tocar el tema del sindicalismo en los EEUU, cuenta la historia del ex-boxeador Terry Malloy y los porteadores de los muelles de Nueva York, barrios humildes de trabajadores que viven bajo el yugo del crimen organizado. El hermano de Terry, Charly, es uno de los capos de la banda que controla el Sindicato de Descargadores de Muelles, que aglutina entre sus competencias la de repartir el trabajo a dedo entre los peones que se aglutinan a las puertas de los almacenes. En ese contexto, por instigación de su hermano, Terry conduce a uno de los porteadores a una trampa mortal preparada por los gangsteres para evitar que éste delate las prácticas mafiosas del sindicato ante la fiscalía de la ciudad, motivo por el cual, y tras enamorarse de la hermana del peón asesinado, Terry empezará a replantearse su futuro y sus acciones.

Sin duda es una película de gran interés por varios motivos, empezando por el costumbrismo histórico de una época que se extiende hasta tres décadas después, como ya lo vimos en Hoffa o incluso en la segunda temporada de The Wire, donde se evidencia el control que los grupos mafiosos de turno ejercen sobre los sindicatos de diversos gremios, ya fueran los transportistas o los porteadores. Siempre son grupos estratégicos, dado que para llevar a cabo actividades como el contrabando, especialmente en los años 20 de la Ley Volstead, era fundamental controlar los canales de distribución. Algo que hoy en día sigue ocurriendo a diferentes niveles con el tráfico de estupefacientes. Lo cierto es que ese férreo control que vemos en Hoffa, La Ley del silencio, El enemigo público, ha ido disminuyendo progresivamente según pasaban los años, hoy en día la situación no es ni siquiera parecida, pero lo cierto es que fueron muchas décadas de prácticas mafiosas.

Y hablamos de costumbrismo o incluso de realismo, por esa fotografía de grises sobre los tejados de la ciudad, entre los callejones oscuros, los bares a los que acuden los porteadores y gangsteres o las magníficas escenas en los muelles y barcos, descargando contenedores. Todo ello deja la estampa de una época, unos años marcados por las claves que presenta la película en cuanto a las coacciones que los trabajadores sufrían por parte de una minoría que controlaba el trabajo y los salarios en los muelles, apareciendo una sub-cultura, una sociedad en la sombra paralela al Estado que ejercía una violencia desmedida, totalmente al margen de los poderes legítimamente constituidos, los últimos coletazos de aquélla mafia que apareció con las bandas de Meyer Lansky, Bugsy Siegel, Lucky Luciano y Al Capone, que posteriormente sufriría la transformación por el narcotráfico que aparece en los 60 y se pule en los 70. De hecho fue ese costumbrismo el que logró elevar a los altares la cinta de Kazan, contraponiéndolo a las corrientes del neorrealismo europeo, también por la historia de corrupción que nos estaba contando, así como por la numerosa cantidad de símbolos cristianos con los que cuenta la cinta. A este respecto resulta difícil no dedicar unas palabras a la magnífica interpretación de Karl Malden en su papel de Padre Barry. Claves similares también por la imágen que la cultura latina tiene del delator o soplón, que la película se encarga de potenciar con gran maestría.

También comentábamos la imágen polémica de Elia Kazan, y es que fue uno de los más activos delatores en la caza de brujas que el senador McCarthy emprendió contra todo aquello que oliese lo más mínimo a izquierdas en EEUU, con consecuencias demoledoras especialmente para la profesión del cine. A pesar de esto, sería un gravísimo error pretender no disfrutar con uno de los más grandes directores que los EEUU ha tenido nunca, y por supuesto con una de las más grandes obras maestras entre los clásicos del cine negro.

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sábado, 5 de mayo de 2012

El tren de las 3:10 (3,10 to Yuma)





" Entonces comprendí que no me pagaban para que yo pudiera irme, sino para poder irse ellos "



Mucho se ha hablado sobre la sequía que sufre Hollywood desde hace años a la hora de plantear nuevas ideas originales. Lejos pasaron los tiempos en que demostraba al mundo el arte de construir buenas historias, películas como Star Wars, Indiana Jones, Tiburón, Jurassic Park, etc fueron revolucionarias en ese sentido, evidenciando dónde se encontraban las grandes mentes del 7º arte. También ocurre en los años 40 y 50, así como la generación que surge en los 70 con Easy Rider a la cabeza. Parece que en las últimas décadas, especialmente a partir de los 90, Hollywood sufre una fiebre por los remakes, los spin off y las sagas interminables, lo que acaba quemando al espectador. La meca del cine ha dejado paso a otros circuitos, especialmente europeos y latinoamericanos, que han conseguido hacer saber al mundo que ellos también podían hacer tantas y tan buenas películas como los compatriotas del otro lado del charco.
Siguiendo con el tema de los remakes, en el año 2007 James Mangold logró conformar un grupo de grandes secundarios y dos actores-estrella de primera fila, como son Christian Bale y Russel Crowe, apoyados por Peter Fonda, Ben Roberts, Kevin Durand, etc, para lanzar una nueva versión del clásico western El tren de las 3:10, protagonizado allá por el año 1957 por Glen Ford (en el papel de Crowe) y Van Heflin (el personaje de Bale). Una primera lectura de estos datos podría llevarnos a tomar una impresión errónea y negativa de la nueva versión, explotando una idea que en esencia es la misma en ambos films, pero Mangold logra dotar a la historia original de algunos personajes y puntos de vista distintos, adaptándolo al western moderno y dando un giro de 180 grados para presentarnos un Western crespuscular en toda regla, circunstancia sin la cual es imposible entender el desenlace de la cinta.

Nos encontramos en Arizona junto al ranchero Dan Evans (Bale) y sus dos hijos pequeños, recorriendo las tierras de su rancho en busca de unas reses de ganado extraviadas, cuando es testigo de excepción de una de las múltiples escaramuzas que la banda del forajido Ben Wade (Crowe) está llevando a cabo, en este caso asaltando una diligencia blindada del ferrocarril. Posteriormente Wade será apresado en solitario por los hombres del ferrocarril y un cazarrecompensas, y también contratarán a Evans para escoltar a Wade hasta la estación de la que saldrá el tren con destino a la prisión de Yuma. Evans necesita urgentemente la recompensa que se le ofrece por el trabajo, dado que su rancho se encuentra en la ruina por culpa de la sequía y de los oligarcas del ferrocarril, lo que le llevará a asumir el trabajo hasta las últimas consecuencias.

El tren de las 3:10 no es un título típicamente crepuscular del género, de hecho, si uno ve la primera hora y media de película realmente asiste a un rescate en toda regla de los claves más clásicas del género, donde una patrulla de hombres debe escoltar a un peligrosísimo forajido, líder de una sanguinaria banda que les pisará los talones a lo largo de medio Estado de Arizona. Todo el camino repleto de trampas, emboscadas, sujetos del salvaje oeste que quieren hacerse a su vez con Wade para cobrar la recompensa o vengar afrentas pasadas, todo ello sin nada que envidiar a títulos más clásicos. A su vez plantea un duelo actoral Bale-Crowe que no queda del todo resuelto, y lo cierto es que ambos actores despliegan sus mejores dotes para hacernos imposible decantarnos por uno u otro, si bien es cierto que el personaje de Wade tiene más matices o es algo más atractivo en esencia, que el mojigato ranchero que cumple con su deber. En ese sentido ambos personajes son como la noche y el día, la luz y la oscuridad, el bien y el mal, que finalmente se cruzarán en un más realista gris. Es ese final de hecho lo que vuelve a cambiar radicalmente la cinta para convertirla en un western crepuscular, una de las últimas historias de la frontera, donde comprendemos que esa banda de forajidos no puede continuar esa forma de vida, y no por dilemas morales, sino por el avance inexorable de los tiempos. Y su carismático líder es el primero que logra entenderlo, gracias a las reflexiones que Evans, padre de familia, arroja a sus ojos. Esta es la única interpretación posible que resiste la película para no caer en un final un tanto increíble y moña.

No conocía al director por su nombre, viendo su filmografía me vienen a la cabeza algunas películas como Inocencia interrumpida, Copland, algunos capítulos de NYC 22, Identidad, donde si bien había alguna mano interesante, con tendencia a las trampas para con el espectador, lo cierto es que no hay mucho más que exprimirle. Es por ello que me sorprende la solvencia a la hora de filmar las escenas de acción, los tiroteos y la dirección de los actores. A este respecto, me es imposible no dedicarle unas palabras a Ben Foster, que interpreta al lugarteniente de la banda, Charly Prince, en una impecable actuación, desprendiendo un salvajismo desmedido que ayuda a meterse en la historia. También el hijo mayor de Evans es una grata sorpresa.

En resumen, una buena forma de introducirse en el género para aquellos a los que pueda costarle algo más acercarse a los clásicos, para disfrutar de una película con un ritmo narrativo fuerte y creciente hasta el clímax final. Buenas interpretaciones, tanto de sus protagonistas como de los secundarios, y un Charly Prince que hace desear su continuidad en la pantalla en todo momento, quizás incluso se hace raro dejar de verle y pasar al resto de personajes.

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viernes, 4 de mayo de 2012

La batalla de las Ardenas (Battle of the Bulge)




" Piensan que estamos acabados, pero les desmostraré todo lo contrario "



El segundo título que quería comentar para revitalizar un poco la vertiente bélica del blog es La Batalla de las Ardenas, película rodada en 1965 por Ken Annakin y protagonizada por un magnífico Robert Shaw en el papel de Coronel de los tanques Tiger alemanes (el frío asesino del KGB en Desde Rusia con amor) Henry Fonda como el Teniente Coronel Kiley, Charles Bronson bastante comedido como el Comandante Wolenski, Robert Shaw como el Coronel Hessler, Robert Ryan como el General Grey y Telly Savalas como el Sargento Guffy (Kojak para los amigos). Lo cierto es que el reparto es magnífico, especialmente para realizar una película de guerra, pero paradójicamente ninguno de ellos llega a su mejor perfil, o directamente se pasa mil pueblos como Telly Savalas.

La verdad es que me parece una película bastante paralela o similar en algunos aspectos a la que comentamos anteriormente La Batalla de Anzio, en el sentido de película que pretende abordar una gran batalla de importancia histórica, el caso de las Ardenas es bastante más paradigmático, en ese sentido, iniciando una labor de cronista relativamente cercana a la realidad, pero que se va diluyendo como un azucarillo según avanzan los minutos. Y cuando empiezan los combates ya el desparrame alcanza proporciones sonrojantes.

Nos encontramos en diciembre de 1944 con los nazis prácticamente atrincherados tras las fronteras de Alemania, al norte por los ingleses de Montgomery, al sur con las tropas norteamericanas de Patton, que llegan atravesando Italia, y en el centro algunas divisiones americanas extenuadas descansan en un sector cercano a Bélgica (bosques de Bastogne). En este panorama, las fuerzas aliadas creen inocentemente que las fuerzas alemanas se encuentran rendidas a sus pies, cuando el tío Adolf prepara una estocada final con la cual darle la vuelta a la contienda. La contra-ofensiva pretende castigar al Ejército Aliado más allá de la línea Sigfrido, constituyendo la punta de lanza de ese ataque la persona del Coronel Hessler. El Ejército aliado será sorprendido por un sangriento ataque, en el que algunas unidades germanas se disfrazan de poli-mili. La respuesta aliada no se hará esperar con una numantina resistencia a lo largo de diferentes posiciones.

Comentaba anteriormente que alcanza proporciones sonrojantes empezando por la ubicación del rodaje, la Sierra Madrileña, mostrando auténticos páramos (para los de la Capital, no me preguntéis de dónde diablos sacaron esas localizaciones) que se parece a los bosques de Bastogne, por ejemplo, tanto como yo a un obispo. Los errores abundan a partir de la primera hora de metraje, cuando comienzan los combates entre alemanes y norteamericanos, produciéndose situaciones grotescas como el asalto a Bastogne (que parece una casita medio derruida) o el asalto final al depósito de combustible donde Henry Fonda solito se carga 15 Tiger alemanes con bidones de gasolina (si no os lo creéis mirad la peli). Y la verdad que esos duelos de 1 yankee interpretado por un actor de renombre haciendo retroceder hordas de alemanes es bastante repetida a lo largo del metraje (creo recordar que Savalas protagoniza otra escena similar empuñando una MG42, lo cual también me parece cuestionable teniendo en cuenta el peso de la misma y el retroceso). Otro momento grotesco es ver a Fonda en un avión planeando sobre la niebla oído al viento para descubrir dónde se esconden los carros alemanes por el sonido del motor, ver para creer. Además, el desarrollo de la contiende vuelve a no ser fiel a los hechos (como ya ocurriera en Anzio) ya que sólo se nos muestra una contienda parcial de la batalla (se olvidan de Bastogne, salvo una pequeña referencia) y el resultado creo que no tiene nada que ver con los hechos. Es cierto que los alemanes cayeron en su talón de Aquiles de la escasez del combustible, pero lo realmente decisivo fue el cambio de clima que permitió la llegada de la aviación aliada a la contienda. Supongo que después de recurrir a tanques españoles, también soldados como extras y las maquetas utilizadas, no les quedaba presupuesto para los cazabombarderos aliados.

Creo que es inevitable hacer referencia a los capítulos dedicados en Hermanos de sangre a la batalla de Bastogne, donde las batallas son especialmente realistas en comparación con lo visto en la película. También la magnífica recreación del invierno sufrido por los dos bandos en el bosque, es la parte que La Batalla de las Ardenas se obvia por ser una parte más de la contienda. En ese sentido, creo que tiene un interés la película por cuanto podemos tomar una mayor perspectiva de lo que supuso realmente la batalla, mientras que en la serie asistiremos minuciosamente, eso sí, a una parte relativamente pequeña de la batalla, el cerco que sufrieron las unidades norteamericanas en el bosque. Ambas son incomparables en términos de calidad, de mimo, de reparto, etc (los que hayan visto la serie entera lo entenderán perfectamente), pero en términos históricos creo que deben ser productos complementarios.

Pero hay que ser justos con la película, no es la peor cinta bélica que se ha hecho nunca para nada. Es más, es una película con algunas de las escenas más míticas del tema carros de combate, como son el inicio de la ofensiva comandada por Robert Shaw atravesando campos nevados (esto sí está bien representado) y la primera hora de película en la que vemos la parte más estratégica de la batalla con el alto mando alemán y Shaw preparando la batalla, y los aliados por otro lado pensando ingénuamente que los alemanes habían sido derrotados sin necesidad de entrar en Berlín siquiera. A este respecto, imposible olvidar alabar la magnífica secuencia rodada con todos los jefes de Tiger alemanes y Shaw a la cabeza cantando la "panzerlied" taconeando al unísono. A partir de esos pocos momentos, hay poquito que salvar de la película.

En resumen, creo que deberíamos tomar un poco de conciencia con respecto algunas películas de este género. Pienso que algunos entienden que asisten a documentales de guerra, horrorizándose de los errores de bulto frecuentes que se producen en los combates (que son los momentos menos cinematográficos realmente). En ese sentido, hay errores y licencias imperdonables, cierto, pero ojo, estamos viendo películas, historias de ficción que se toman licencias para todo. Por ello creo que deberías hacer una línea clara entre los aspectos bélico-históricos en sentido estricto y los aspectos más cinéfilos, siendo imposible valorar ambos con el mismo rasero o criterio. En ese sentido, si bien deja mucho que desear en el primer apartado, La Batalla de las Ardenas es una historia entretenida, intenta ser un homenaje a una de las más célebres batallas de la IIGM, con unos efectos especiales muy limitados para el tiempo en que se rodó. Nadie se morirá por no verla, no es un imprescindible, pero sí un clásico alejado de otros bodrios.

Os dejo un link en el que encontraréis las actualizaciones del Maratón blogs que se está realizando estos 4 días: http://www.filmfocus-la.blogspot.com.ar/p/maraton-de-cine-bloggers.html