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martes, 1 de noviembre de 2011

S-21 La máquina roja de matar (The Khmer Rouge Killing Machine)




" En un mundo en el que todos eran víctimas,¿quién puede decir: yo no lo fui? "



Antes de comenzar, me gustaría agradeceros a todos los que me habéis mandado vías para obtener la película, especialmente a Edu, que es de quien lo he conseguido finalmente. De paso aprovechar para recomendaros visitar el interesante blog que abrió hace unos meses sobre los Balcanes, bautizado como Yugoslavos. Me váis a disculpar por la tardanza, pero el tiempo cada vez me es más escaso, por lo que tardo un poco en sacar las crónicas del horno y algunas, como es el caso, van a descansar un poco más en vuestros comentarios que en el texto de la entrada en sí. De todas formas intentaré seguir con una cierta frecuencia en las actualizaciones.

La máquina roja de matar es una película francesa realizada el año 2003, pero estrenada en 2009 para ser paseada por numerosos festivales europeos, obteniendo bastante renombre. En esta ocasión vamos a tener la oportunidad de visitar Camboya en los años 70, bajo el régimen de los Jemeres Rojos (Partido Comunista de Camboya), concretamente en la provincia de Phonm Penh, donde se situaba el S-21. Estas siniestras siglas guardan el nombre de "Agencia de seguridad", el principal centro de detención del partido donde alrededor de 18.000 prisioneros fueron torturados, interrogados y ejecutados.
Actualmente el S-21 se ha convertido en un Museo sobre Genocidio, un lugar perfecto para encontrar a víctimas y verdugos casi 40 años después para enfrentar sus declaraciones.

Una vez terminada la Guerra de Vietnam y expulsados los norteamericanos, aparece un régimen de aparente inspiración maoísta en Camboya que esconde tras de sí un programa radical de economía agraria, totalitario, bajo la consigna de la destrucción de todo aquéllo que fuera social o culturalmente urbano. Bajo la férrea mano de su líder Pol Pot, durante los años 1975 a 1979 se desarrollará este régimen en lo que se conoce como "el genocidio camboyano", juzgado actualmente por un Tribunal Internacional ad hoc sobre crímenes de guerra.
En 1979 terminó el régimen de los Jemeres con la invasión vietnamita de Camboya, pero lejos de desaparecer se transformarían en una guerrilla dentro del contexto internacional de Guerra Fría, y lejos de ser considerados enemigos serían aliados de los EEUU.

La película tiene un clarísimo tono documental que nos recuerda ineludiblemente a otros largometrajes como Shoa (viene a ser exactamente la misma idea que S-21 pero desde la óptica de un campo de concentración), o incluso algunos de producción nacional como Queridísimos Verdugos (una crónica de la España negra del "garrote vil" donde se entrevistan a los principales verdugos durante el franquismo, así como a los familiares de los ajusticiados), para las cuales se exige tener unos redaños importantes a la hora de consumir sus imagenes. Se intercalarán escenas de archivo, como la victoria de los jemeres, con entrevistas a sus protagonistas, así como algunas de sus tropelías, para lo cual hay que intentar no alejar la mirada, incluso más desde una óptica psicológica por los testimonios (reales) que se recogen, tanto de los verdugos como de las víctimas. Desde este punto de vista, la oportunidad de archivo y documental que nos ofrece no es para desdeñarla. También recuerda bastante, en la forma en que está filmada y desarrollada a El abogado del terror.

De los muchos detalles y dilemas que plantea la película, se me viene a la cabeza plantear 2 cuestiones fundamentales:

1. La primera de ella me recuerda a un debate también planteado por El lector, por el cual los carceleros, por llamarlos de alguna manera, se justifican alegando el cumplimiento del deber, el principio de disciplina. Es decir, "yo es que cumplía órdenes en una sociedad militarizada, ni si quiera me las planteaba, por tanto, no se me puede hacer responsable": Evidentemente, esto no es así, está clara la responsabilidad de estos individuos e incluso de toda una sociedad, como ocurre con la Alemania nazi. Pero parece curioso ver cómo todos estos movimientos, con diferencias ideológicas irreconciliables (que finalmente se ven más cercanos de lo que piensan) acaban recurriendo al mismo argumento para salvar el cuello.

2. La segunda cuestión que se me viene a la cabeza sería una pregunta, para la cual no tengo respuesta en este momento: ¿cómo puede continuar un país tras una tragedia semejante? un país que ve cómo víctimas y verdugos se ven avocados a convivir en el día a día y reconciliarse a la fuerza. Y no es una pregunta retórica ni metafísica, me pregunto cómo, en un sentido práctico y real, puede un país continuar su vida y desarrollo con unas diferencias tan sangrantes entre su población.

La verdad que S-21 La máquina roja de matar, es un documental de obligado visionado para todos, no solo aquellos interesados en el conflicto, con una gran calidad técnica e interés histórico.

6 comentarios:

  1. Hola Piru y compañía.
    Gracias por tu apoyo y por encontrar tiempo y dedicación para escribir esta muy buena reseña.
    La verdad es que los dilemas que te planetas no tienen una respuesta fácil, y viendo ele stado social de pobreza y corrupción en el que se halla Camboya uno podría dejarse llevar y despreciarlos, pero como demuestra este maginifico documental, si hay voluntad de justicia, y del propio pueblo por encima de terceras personas/potencias.
    Como terrible contrapunto tenemos las palabras del hermano número 2 que esta siendo juzgado como el resto d elo que queda de cúpula estos días.
    El idéologo de pol pot, si es que eso es posible se despacha diciendo esto:
    " No quiero que la próxima generación entienda mal la historia. No quiero que crean que los jemeres rojos son mala gente o criminales, no es cierto.
    Fue Vietnam quien mato a los camboyanos"
    Además de juzgar y sentenciar a este macabro sujeto este "discurso" da más valor si cabe a la película.

    Saludos

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  2. Hola Piru, la verdad es que las barbaridades de los Jemeres Rojos deben de ser en términos relativos unas de las mayores carnicerías de la historia de la Humanidad, tanto por los cientos de miles de ejecuciones que llevaron a cabo en tan poco tiempo como por la desolación que dejaron en Camboya tras su paso, deportaciones masivas aparte. Probablemente una de las películas más conocidas que trata el tema es "Los Gritos del Silencio" ("The Killing fields") de Roland Joffé, el director de "La Misión". Es un poco larga pero está muy bien hecha.

    Un abrazo Piru

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  3. Edu, muchas gracias por tu comentario y tus amables palabras, la verdad que el documento que supone la cinta no es para desdeñarlo, y como siempre ocurre, es el pueblo llano, auténtica víctima del conflicto, el que reflota lo poco que qhay por salvar del país.

    Un saludo

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  4. Cutlas, muchas gracias por comentar, es cierto lo que dices, muy buen apunte el de Los gritos del silencio, se me pasó comentar la película. Sorprende que en 4 años llegasen a ese nivel de destrucción y violencia, si lo comparamos con otros genocidios como el nazi o el estalinista que estuvieron muchos años en el poder.

    Un saludo

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  5. Parece muy interesante. Me gusta conocer datos sobre ese periodo negro de la Camboya de Pol Pot desde vi "Los gritos del silencio" con John Malkovitch. Esa es la típica justificación de los verdugos: "Yo sólo cumplía órdenes", Kaltenbrunner se agarró a eso en los Juicios de Nuremberg. Saludos. Borgo.

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  6. Muchas gracias por el comentario Miguel, es un trabajo muy interesante y muy recomendable si te gusta leer sobre ese período negro de la Historia moderna.

    Un saludo

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