
" Llegué a ser alguien "
Es ya costumbre en este blog dedicarle la entrada del último día del año (son 3 los que llevamos en esta aventura por la red) al género negro en su vertiente más moderna. Primero lo fue Uno de los nuestros, después vendría Un Profeta, y ahora viajaremos al Circus con un pequeño homenaje al mejor cine de espías moderno que se ha podido realizar desde hace muchos años. Estamos hablando de El topo, adaptación que Thomas Alfredson realiza sobre la obra homónima de John Le Carré, con un autocontenido Gary Oldman en la piel del agente secreto George Smiley.
Esta vez corre a cargo del actor y director sueco que recordaremos por su reciente thriller de terror Déjame entrar, donde ya se podía entrever algún elemento interesante. Ha realizado otras películas suecas sin mayor relevancia a nivel internacional. Alfredson pretenderá demostrar que es capaz de adaptar al autor inglés de novelas de espionaje por excelencia, con tramas, escenarios y personajes tópicamente ingleses, como lo son todos aquellos protagonistas de las novelas de Le Carré. Y lo cieto es que lo consigue, es sorprendente el resultado final, cómo un sujeto tan ajeno al mundo british ha conseguido realizar una película que despide un olor británico por todos sus poros. Es una tarea la de la dirección que ha conseguido hacer una película de autor, muy cercana en algunos aspectos al arte y ensayo (como también lo era La vida de los otros) pero sin dejarse llevar por excesos de monotonía, sino dejando paso también al buen ritmo de la historia.
En esta tarea Alfredson se rodeará, muy inteligentemente, de la plana mayor de los posiblemente más grandes actores ingleses vivos: Gary Oldman (Smiley), Colin Firth (Bill Haydon), John Hurt (Control) , Toby Jones (Percy Alleline), Mark Strong (Jim Prideaux /Ellis), Tom Hardy (Ricky Tarr) Ciarán Hinds (Roy Bland) y Benedict Cumberbatch (Peter Guillam). Todos ellos son los grandes del momento o futuras promesas que se definen como lo más granado de las islas, con permiso del genial Geoffrey Rush.
La película adapta la novela Tinker, Taylor, Soldier, Spy, que el escritor inglés John Le Carré escribiera en los años 70 para presentarnos las peripecias del espía del MI-6 George Smiley y su combate personal contra Karla, el líder del KGB soviético. En este caso asistiremos a un duelo de inteligencia, una partida de ajedrez entre Smiley y Karla (en la sombra), por el cual se emprende la caza de un topo soviético en las mismísimas altas esferas del Circus (el servicio secreto británico). Uno ha visto muchas historias de espionaje, especialmente en el cine, y creo que El topo es la mejor recreación de lo que tiene que ser ese mundo en la realidad. Esto no es ningún mérito especialmente de Alfredson, ya que Le Carré precisamente se ha caracterizado por eso, por el realismo que impregna sus historias. Historias llenas de personajes fríos, amorales, muy poco espectaculares, son más oficinistas que superhéroes al estilo 007, como bien interpreta Gary Oldman. Todo ello se ha plasmado a la perfección en la película, con unos escenarios fríos, oscuros, opacos, en los que el Circus parece más bien un almacén de una gran industria que el centro de inteligencia inglés. A este respecto hay que recordar que Le Carré fue un espía que utilizó ese pseudónimo para presentar sus novelas.
El escritor comenzó su andadura con Llamada para el muerto, primera de las 5 obras que protagoniza el agente George Smiley, aunque el núcleo duro de George viene a ser lo que se ha dado en conocer como "La trilogía de Smiley": El topo, El honorable colegial y La gente de Smiley, centrándose en el enfrentamiento con el KGB de Karla. Para los amantes del personaje y del escritor, el hecho de que Le Carré decidiese abandonar sus historias sobre la Guerra Fría y el espionaje fue un duro golpe, dejando posteriormente un buen escritor, un buen contador de historias, pero que nunca ha llegado a retomar el nivel que alcanzó con Smiley o con El espía que surgió del frío. A partir de este momento decidirá dedicarse a otros temas conflictivos y adaptados a la situación del mundo actual: especialmente en el tema de África con La Canción de los misioneros o El jardinero fiel, esta última auténtica obra maestra, tocando temas sobre farmacéuticas corruptas que trafican y experimentan con medicamentos en África o sobre sociedades secretas que tejen golpes de Estado en el Congo para hacerse con las minas de diamantes. También habla sobre el crimen organizado en su vertiente de tráfico y blanqueo de capitales, desde las mafias de Europa del Este hasta las auditorías afincadas en Londres. Todo ello deja entrever una personalidad liberal, más bien de izquierdas, muy combativo y muy frecuentemente se le ha visto en manifestaciones progresistas. Vendría a ser el extremo opuesto a Frederick Forsyth.
Sobre agentes secretos, y volviendo a la pantalla grande, hay que decir que Le Carré y este Topo, son posiblemente los acercamientos más sinceros con el mundo del espionaje. Jason Bourne, James Bond, Harry Palmer, etc son mucho más espectaculares que Smiley. Éste último parece más bien un oficinista, bajo, rechoncho, cornudo, frío, gris, imperceptible en sus gestos, un hombre que puede perderse en la multitud sin mayores problemas.
Sin mucho más que añadir, es una buena forma de disfrutar del buen cine de espías, con grandísimos actores (por favor intentad verla en VOS para oir las voces de John Hurt y Gary Oldman) y una muy buena ambientación que no os decepcionará.